martes, 13 de julio de 2010

A cambio de nada

Las expectativas mueren en la desilución, no hay otra...
Nunca pero nunca deberíamos esperar nada de absolutamente nadie.
Y no lo digo porque me haya dado la cabeza contra la pared recientemente, sino porque lo aprendí, después de mucha frente rota, hace rato ya, pero no justamente ahora.

Hay personas que van por la vida ofreciéndose en sacrificio de felicidad y entrega total, como si de esa forma fuesen a recibir lo mismo, o la mitad, o un poquito del otro.
Y la mayoría de las veces terminan con las manos vacías y el alma medio a la miseria.

Se comienzan relaciones, amistades, amoríos, trabajos, carreras profesionales, infinidad de situaciones, esperando algo.
Con la inocente ilusión de que si se pone lo mejor de cada uno obtendremos lo mismo. Ilusos....

Claro está que al momento de confirmar que no es así, deviene la depresión, los reproches a uno mismo por haber sido tan inocente de haber "esperado algo".
De lo único que se puede esperar es de uno mismo, y hasta ahí no más.
Porque a veces somos tramposos con nosotros y damos menos de lo que esperábamos.
Por eso. No esperes nada de nadie, nunca.
Si vas a dar lo mejor de vos esperando lo mismo, tenés un largo día oscuro asegurado.
Puede ser cruel, pero es verdad.

Ya es hora de limpiar la expectativa de tu vida y manejarte por el simple hecho de hacer, sin pensar que una cosa acarreará otra, porque el chasco que te vas a llevar, va a ser un tanto mortificante...